Estaba acostado en mi cama. De repente abrí los ojos y vi una bola de fuego del tamaño de una pelota de baloncesto. Tenía venas rojas y flotaba en el aire. Después, tocó la pared y, tras una explosión, desapareció. El aparato de música y el teléfono inalámbrico dejaron de funcionar". Esta descripción corresponde a la visión de un “rayo en bola” o rayo globular, uno de los pocos fenómenos meteorológicos que la ciencia aún no ha logrado descifrar.
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